Que sí, que muy bien, que los dirigentes andaluces de la Iglesia tienen todo el derecho del mundo a opinar y a meterse en política y a pedir el voto por quien más les plazca, como si quieren hacerlo por el Partido Antitaurino y participar en el encierro en pelotas que todos los años organiza tan respetable entidad en Pamplona por San Fermín. Pero me ocurre que cada vez que veo a un obispo pedir desde el púlpito el voto por un partido (siempre por el PP, claro, aunque no lo nombren) todo me parece un contradiós, nunca mejor dicho, porque siempre me acuerdo de unas famosísimas palabras de Jesús, recogidas por Mateo: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22, 15-21).
Ha pasado tanto tiempo de aquello (más de 2.000 años) que parece que la frase se ha transformado un tanto y ya no se sabe muy bien si lo que dijo fue "Dad al César lo que es de Dios" o "dad a Dios lo que es del César" o vaya usted a saber a estas alturas qué cosa había que dar y a quién había que dársela. Sea como fuere, urge una actualización de la Biblia. Todo sea por la pronta reconversión de las iglesias en colegios electorales.
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1 comentario:
Yo es que creo que nunca quedó muy definido lo que era de cada uno.
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