martes, 29 de septiembre de 2009

El clima sensato

Desde que los telediarios llevan en lugares destacados hechos tan insólitos y sorprendentes como que llueva en otoño, nieve en invierno y haga calor en verano, suelo confiar bastante poco en la información meteorológica y sus derivados. En sus derivados –o en su matriz mismamente– habrá que incluir el asunto del cambio climático. Me he convertido en un ignorante total a fuerza de oír a castastrofistas y negacionistas. Quiere decirse que me parece que cada cual trata de vender su burra de la mejor manera que entiende y sabe. Las voces equilibradas, el justo medio que pedían los ilustrados, son rarezas que apenas se encuentran en una debate demasiado polarizado y radicalizado. Suelo fiarme, por ejemplo, de Manuel Toharia, un científico sensato en cuyo libro El clima viene a afirmar que el cambio climático es una constante en la historia de la Tierra y que todas las abuelas del mundo de todas las generaciones han dicho alguna vez que el tiempo está loco. El problema radica en averiguar cómo la industria humana afecta a que esa constante se esté acelerando. En la conferencia que sobre este tema se acaba de clausurar en Punta Umbría hemos escuchado a varias voces sentadas, entre ellas las de Juan Pérez Mercader, un tipo con fobia a los radicalismos. Como la cosa iba de cómo se puede ayudar a frenar el asunto desde esfera local, el astrobiólogo y ex presidente de la junta rectora de Doñana, ha tirado de actualidad y terruño para advertir de que se debe meditar mucho la construcción del oleoducto. Es decir, la vieja historia de compaginar desarrollismo y conservación. Esta infraestructura tan defendida por el PSOE –desde este verano, menos– aumentaría el riesgo de vertidos de petróleo. Por una sencilla razón, matemática: crecería el tráfico de petroleros frente a nuestras verdes y protegidas costas. ¿Por qué esta obra es menos peligrosa que una carretera que nos una con Cádiz? El asunto tiene su intriga, como el del cambio climático, pero al menos ya se alzan voces sensatas pidiendo mesura. Que falta hacía.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 29 de septiembre de 2009.

martes, 22 de septiembre de 2009

Defensa de la candidata

Dicen en política no existen las coincidencias, aunque algunos se empeñen en hacer creer que sí, que existen, y que no pasa nada por que existan. Que cada cual juzgue como le plazca. Petronila Guerrero, presidenta de la Diputación, acaba de poner en marcha con gran vocerío una campaña en defensa de Huelva, un rincón andaluz muy necesitado de actos de promoción por todo el país en los que se hable del jamón, las gambas, el Descubrimiento, y en los que se empleen palabras nunca antes usadas como «provincia moderna, dinámica y emprendedora», unos términos que, como todo el mundo sabe, están henchidos de significado y describen a la perfección nuestra realidad social. A los pocos días de la puesta en escena triunfal de la referida y necesaria campaña, el que sigue siendo jefe de la cosa, Javier Barrero, anuncia a la par que lo hace Pedro Rodríguez sobre sí mismo que Petronila Guerrero sería una magnífica candidata para la Alcaldía de la capital y que, de aceptar, el PSOE onubense lo entendería como un lujo. Una coincidencia. De acuerdo. Con todo, cabría preguntarse, habida cuenta de estos hechos, a quién pretende promocionar la campaña que ha puesto en marcha la Diputación, si a una provincia desvalida y maltratada o a una candidata que ha de enfrentarse a la bestia negra del socialismo onubense, aquél que ha podido con varios candidatos que contaron a su vez con varias administraciones a su servicio para gritar los consabidos puedo-prometer-y-prometo. Porque, no se engañen, eso es precisamente lo que está ocurriendo. Un hecho que no por viejo ha de dejar de alarmarnos. El uso de las instituciones como ariete contra el rival de turno, como promoción personal o como instrumento de partido –las tres cosas por separado o las tres a la vez, que tanto da– nunca fueron una mera coincidencia, sino una estrategia tan consolidada que para muchos ya se ha convertido en algo natural, propio de una labor política a la que ni cien campañas de defensa podrán ya devolver la honradez perdida en vaya usted a saber qué oscuro pozo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 22 de septiembre de 2009.