martes, 31 de marzo de 2009

Cogidos por el lazo

La Semana Santa de Huelva no se sumará al asunto éste de los lazos blancos en contra de la reforma que prepara el Gobierno de la Ley del Aborto. Ha sido, sin duda, una postura inteligente. No parece que el lugar más adecuado para este tipo de reivindicaciones sea una procesión. Si lo fuera –como se ha decidido en otras provincias–, habría que llenar los pasos de lazos. Es decir, que no se verían los lujos que se gastan algunas cofradías de tanto símbolo de protesta que habría que colocar en ellos. Porque si se trata de defender la vida, como asegura la Iglesia, supongo que un cortejo entero de una cofradía se quedaría pequeño para colocar lazos de todos los colores posibles: África, Irak, Afganistán, China, Gaza, pena de muerte en numerosos países, hambrunas y tantas injusticias a las que ya estamos tan tristemente acostumbrados que ni siquiera hacen falta efectistas campañas publicitarias para denunciarlas. En Huelva ha prevalecido la opinión del presidente del Consejo de Hermandades, Modesto Fernández Jurado. Y sin rechistar. ¡Cuidado con Modesto!: «Yo entiendo el debate, lo que no entiendo es la crítica», dijo el otro día en una televisión como el que no quiere la cosa. ¡Que no entiende la crítica! Hay que tener una altísima consideración de uno mismo para afirmar algo así. Es curioso el poder que ejerce en algunos la Semana Santa. Los representantes en Huelva del partido que propugna la reforma antes referida, es decir, el PSOE, acudieron en pleno al pregón oficial del pasado domingo. Y acudirán, como hacían sus inmediatos antecesores, a la procesión oficial del Santo Entierro. No entiendo qué pinta una Corporación municipal en un cortejo cofrade. Y mucho menos entiendo que se propugne el laicismo en las instituciones y se fomente, dentro de un mismo partido, exactamente lo contrario. Es como si estuvieran cogidos por un lazo del que no pueden zafarse.

Publicado por El Mundo-Huelva Noticias el 31 de marzo de 2009.

martes, 24 de marzo de 2009

Silencio, se gasta

Lo que más asombra –al menos, a mí me asombra– de todo este asunto de la nueva sede que la Diputación se ha hecho en la plaza de las Monjas no es ni su necesidad ni su conveniencia, sino el absurdo misterio en el que sus responsables han decidido envolver un proyecto que no estaría ahora metido en los fangos de la política si se hubiera explicado con mayor claridad. Es decir, la simpleza más absoluta: hemos hecho esto, ha costado tanto y era necesario por lo otro y lo de más allá. Quiere decirse que los onubenses todavía no sabemos cuánto dinero se han gastado en esta céntrica ampliación de la casa provincial y uno no acaba de entender muy bien por qué. En una ciudad y en una provincia en la que se convocan ruedas de prensa para informar sobre los asuntos más peregrinos (convenios, farolas, revistas, carteles y demás), el silencio de la Diputación resulta ciertamente ensordecedor para un proyecto de tal envergadura. Es decir: ¿Por qué callar? ¿Por qué los ciudadanos han de enterarse a través de la oposición del coste parcial de la nueva sede, más de 570.000 euros en concepto de alquiler? Es decir: ¿Qué hay que esconder en una operación que los socialistas juran y perjuran que es justa, limpia y necesaria? No valoro –ya digo– ni su necesidad ni su conveniencia, sino el absurdo oscurantismo en el que algunos han decidido enrocarse para mayor gloria de las luces y los taquígrafos que tanto usan nuestros representantes políticos. El nuevo edificio de la Diputación –algo así como un Museo Reina Sofía, según el PSOE– es hoy un ejemplo paradigmático de la confusión que algunos se gastan en esto de administrar la cosa pública. La transparencia y la información no son dones graciables que el gobernante de turno da a sus gobernados. Son, por el contrario, obligaciones que se contraen con los ciudadanos cuando se gestiona lo público, aunque a muchos todavía les cueste entender la responsabilidad del cargo que ostentan y se hayan instalado en el más absurdo de los silencios.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 24 de marzo de 2009.

martes, 17 de marzo de 2009

El lince abortista

La Iglesia ha metido al lince en el jaleo inmenso del aborto. Es decir: el Estado protege a esta especie amenazada, pero no a un indefenso feto. Así, con este despliegue de demagogia, presentó ayer sus ideas la Conferencia Episcopal en un cartel con dos cachorros, uno de hombre y otro de lince. Sobre el segundo, se aprecia impreso el sello-salvoconducto de Protegido, que no viene a socorrer al rollizo bebé humano, que se presenta, de esta forma, indefenso. Pocos dudan de que el aborto debe estar regulado, a no ser que se quiera volver a la clandestinidad que tan magistralmente retratara Luis Martín-Santos en las chabolas de Tiempo de silencio con largas agujas y otras artes ocultas. Lo que ignoro es cómo. Es decir, dudo, lo cual me lleva a rechazar de plano cualquier posición maximalista. No creo que un grupo de células pueda ser llamado ser humano, pero tampoco sé exactamente cuándo empieza la vida. Opiniones científicas las hay para gusto del consumidor. Así que como no lo sé, dudo. Lo cual no quiere decir –queda dicho– que no deba regularse el aborto. La duda es un sentimiento que sólo me afecta a mí. Pero en este asunto todo el mundo se ha apresurado a coger una bandera. De buenos y malos, por supuesto. De ideologías enfrentadas. Y en esta guerra resulta que el lince es abortista. O sea, de izquierdas. O sea, el viejo asunto del dinero desperdiciado en Doñana para la estúpida tarea de salvar a un gato. Ayer fue un día extraño para el lince. Mientras la Iglesia lo usaba de barata munición contra el Gobierno, se hacía público que investigadoras andaluzas y alemanas del programa de cría en cautividad del lince ibérico habían diseñado con éxito un test de embarazo para detectar linces en estado de gestación. ¡Un test de embarazos para linces! El colmo de los colmos. O sea, el pianista con una hija que se llama Tecla. ¡Qué hará la Iglesia cuando se entere!

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 17 de marzo de 2009.

martes, 10 de marzo de 2009

Mierda

Ha denunciado el PSOE de Lepe que el Ayuntamiento de la localidad no tiene ni para papel higiénico, de tan enorme que es su deuda. La pregunta consiguiente, que es la que está buscando el indignado concejal socialista, es obvia, pero la evitaré por aquello del buen gusto. Es lo que tiene la crisis, que a uno no le llega ni para asearse en lo más íntimo. Así que si tiene usted que hacer algún trámite en el Consistorio lepero, vaya preparado para evitar sorpresas de ultimísima hora. Estos meses oscuros están haciendo aflorar la mierda oculta de los ayuntamientos, que son en lo público los que de verdad van a pagar la cosa terrible de la recesión que nos maltrata. Los Ayuntamientos llevan años clamando por que se revise su sistema de financiación, que los tiene asfixiados. Como no lo hacen, en muchos se dedican a pedir comisiones a constructores y en otros a no reponer el papel higiénico que se va gastando, con lo cual es el ciudadano el que siempre acaba perdiendo. De tan mal que lo pasan, se ha acuñado una frase que viene a resumir muy acertadamente la situación: «Un Ayuntamiento sin deudas no es un Ayuntamiento». Este asunto capital se hace aún mayor cuando, como es el caso, vienen muy mal dadas a nivel mundial, por lo que se acaba resintiendo hasta el papel higiénico de los cuartos de baño del Ayuntamiento de Lepe, que ya es resentir. En la calle todo el mundo habla de la crisis como si su familia estuviera sufriendo un enorme cataclismo. Luego se convocan manifestaciones (en Huelva capital ha habido tres en los últimos días: CCOO, CSIF y pymes) y no va absolutamente nadie, lo cual quiere decir que la crisis es algo que todavía no va demasiado con nosotros, aunque cueste trabajo creerlo a estas alturas de la película de terror llamada 2009. Quiere decirse que la crisis nos ha dejado sin papel higiénico en el Ayuntamiento de Lepe, pero todavía no nos ha echado a la calle a clamar contra los bolsillos vacíos y el oscuro futuro. La mierda –aún– no nos llega al cuello.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 10 de marzo de 2009.

lunes, 9 de marzo de 2009

Se vende

La empresa que gestiona el flamante aparcamiento de la plaza de San Pedro ya ha puesto el cartel de ‘Se vende’, dos meses y medio después de su inauguración por las fuerzas vivas de la localidad. El proyecto que iba a solucionar los problemas de estacionamiento de Valverde ha terminado por ser lo que todo el mundo ya vaticinaba menos el Ayuntamiento en su ceguera y prepotencia: un fracaso absoluto. El 12 de diciembre de 2008 políticos, constructores provinciales afines al PSOE, un cura, un presidente de una hermandad y gentes de variado pelaje daban palmas a una placa que rezaba como en los viejos tiempos: «Promovido por el grupo Godosa siendo su presidente Francisco Urbano Gómez Domínguez, fue inaugurado el día 12 de diciembre de 2008, por el Excelentísimo Alcalde de esta ciudad, José Cejudo Sánchez y bendecido por el presbítero José Ramos Ramos, teniendo como testigo al hermano mayor de la Hermandad de la Virgen del Reposo, Alberto González Domínguez». Al poco después de esta inauguración entre laica y sesentera, el 27 de febrero de 2009, todo esto era ya historia en venta, un fiasco político que ha costado a los valverdeños mucho dinero y demasiadas molestias para obtener como compensación la nada más absoluta. Un pueblo no merece tener, sinceramente, a tan nefastos gestores y a estadistas tan incapaces.

Lo que está en venta, ciertamente, es el proyecto político del actual Ayuntamiento de Valverde, agotado, como es normal, tras tantos años corroído por el poder y sus vicios. Dos de sus planes estrella para esta legislatura –esto es, el parking del Parque y la piscina municipal cubierta– no son más que polvo ensimismado y huidizo. La empresa del aparcamiento ya ha dicho a sus trabajadores que no volverán al curro hasta que el Ayuntamiento «cumpla» con lo prometido. Esperemos que este «cumplimiento» no traiga consigo medidas que obliguen de manera secundaria a los ciudadanos a meter sus coches en el mamotreto, limitando, por ejemplo, el estacionamiento en las calles de la zona. Mientras, la piscina pública, tantas veces inaugurada como el pantano al que iba antaño el jefe de estado, el gobernador, el alcalde, el cura, la banda de música y las hermandades, sigue cerrada sin que nadie del Ayuntamiento se digne siquiera a ofrecer una explicación a los ciudadanos. ¿Merecen explicaciones los ciudadanos en democracia? Yo diría que sí, pero algunos entienden que no y prefieren mentirles. Directamente. Como el alcalde en un reciente pleno, en el que afirmó muy serio que él nunca había inaugurado la piscina municipal cubierta, a pesar de la realidad, que es muy puñetera. ¿El que vino el 4 de diciembre de 2007 fue el consejero de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía o un holograma del consejero de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía? ¿A qué vino a Valverde este señor o su holograma, si se quiere? ¿A poner en venta una piscina? No demos ideas a un Ayuntamiento cuyo proyecto político entró hace ya tiempo en almoneda.

Publicado en Facanías en marzo de 2009.