La cacería que el Gobierno y la oposición han emprendido contra el juez Rafael Tirado tiene un objetivo claro: que el personal descargue sus lógicas iras contra el magistrado y no contra ellos, que son los que tienen los mecanismos para arreglar un sistema judicial tan podrido que extraña que asuntos tan lamentables como el del caso Mari Luz no ocurran a menudo. A la mayoría de los españoles ha alarmado por leve el castigo –1.500 euros– que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha impuesto a Tirado. A mí lleva días alarmándome la virulencia con que PSOE y PP tratan al un unísono de convertir al juez en el culpable de todos los males que sufre en España la Justicia. No lo es, por más que a los partidos mayoritarios les interese y se empeñen en presentarlo como tal. Desgraciadamente, los juzgados españoles están llenos –repito, llenos– de sentencias sin ejecutar o sin comprobar su cumplimiento. Los 1.500 euros –o la cabeza, como piden Gobierno y oposición– tendrían que apoquinarlos la mayoría de los jueces de este país. Por una razón muy sencilla: se quiere aplicar una Justicia del siglo XXI con mecanismos del siglo XIX. Y no se puede, claro. La razón de la secular saturación del sistema judicial es un misterio que nadie con poder tiene el más mínimo interés en resolver. Las causas de por qué no se arregla la situación son tan enigmáticas que me asusta incluso dar alguna razón coherente. ¿No interesa? ¿Por qué no interesa? Véase el último episodio de este esperpento valleinclanesco llamado Justicia: durante la última legislatura se ha insistido en que la renovación del CGPJ supondría el fin de todos los males del sistema. Ahí está para quien quiera verlo el engendro que han parido socialistas y populares: el órgano del poder judicial más politizado de los últimos 30 años, es decir, un parlamento en miniatura, o lo que es lo mismo, un verdadero atentado a la separación de poderes que garantiza la Constitución. Pero, a lo que se ve, el problema no es ése, el problema es el juez Rafael Tirado, blanco perfecto sobre el que los políticos tiran para animar a que la ciudadanía participe también en la cacería y así desviar la atención sobre ellos mismos, que son los que tienen que arbitrar los mecanismos para garantizar que el sistema judicial español funcione aunque sólo sea de una manera decente. En los últimos meses no paro de preguntarme por qué en esta vida todo tiene arreglo menos la muerte y la Justicia. Los que tienen la obligación de buscar una solución andan ahora a la caza del juez. Que se entretengan y que sigan engañando a quien se deje engañar. Pero que no olviden que la actual situación provoca dramas con nombres y apellidos. Incluido el del juez Tirado.
Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 16 de septiembre de 2008.
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4 comentarios:
Muy necesario tu artículo. Te felicito.
Has dao en el clavo.
Te doy la razón en grán parte de lo escrito en tu anticulo,la justicia no funciona bien y a veces buscamos una cabeza de turco,pero ¿ quien dice que el juez no tenga parte de culpa?,eso tambien pudiera ser.
Esa enegía se podría emplear en solucionar el tema, digo yo
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