A muy poco de la hora H del día D –seis menos diez–, el personal cabía en la acera de Correos. «Chungo», decían por allí. Y tan chungo, porque si del cuadro se quitaba a políticos, sindicalistas liberados y periodistas, la escena pintaba aún más desoladora. Comienza el juego de las diferencias. Hace cuatro años, en otra hora H de otro día D, la gente de apelotonaba en defensa de la industria. Bien es cierto que eran otros tiempos y el debate estaba no ya a flor de piel sino en carne viva. Que se lo pregunten al alcalde de la ciudad que alberga a las fábricas, Pedro Rodríguez, que fue acosado hasta límites inaguantables aquel jueves 19 de febrero de 2004. Ayer lo fue también, pero mucho menos.
«Esto es una cosa muy leve», confesó ciertamente un estrecho colaborador del regidor. Otra diferencia, que viene a sumarse a otra más: el primer edil, esta vez sí, acudió a la manifestación arropado por once concejales de su equipo de gobierno, algún colaborador y compañeros de partido como Fátima Báñez, Matías Conde o José Luis Rodríguez. Ni punto de comparación con la batalla de hace cuatro años, cuando el alcalde tuvo que hacer frente a su osadía de acudir a aquella manifestación únicamente con los concejales Manuel Remesal y Pilar Miranda de guardia petroriana. Esta vez no hacía falta, pero fueron todos por si las moscas.
Como queda dicho, las moscas fueron leves. Rodríguez tuvo durante toda la comitiva a tres señores con grandes dedos de cartón señalándole con la inscripción «aquí va el alcalde que cerrará todas las fábricas». A eso se le sumó por la avenida de Italia una gran pancarta que rezaba aquello que ya se creía olvidado de «alcalde embustero», grito que fue ayer también insistentemente coreado. Pero nada más.
El oscuro panorama que pintaba para UGT en Correos se fue mejorando a medida que la comitiva avanzaba por la avenida de Italia. Fue llegando más gente:trabajadores, directivos, jubilatas, funcionarios de otros sectores, mujeres, padres e hijos con flequillo y chandal. No podría decirse si se animó hasta los 15.000 de los que hablaba UGT y la Subdelegación del Gobierno –claramente afines a la protesta– o hasta los 5.000 de los que hablaba el Ayuntamiento –aunque presente, no tan afín en el fondo–. Es evidente que más bien lo segundo, porque en algunos momentos finales, la plaza de las Monjas parecía un domingo con más gente de la cuenta, a lo que ayudó también el desmesurado –por extenso– comunicado que leyó el presidente del comité de empresa de Nilefos.
He ahí otra diferencia. Hace cuatro años no existía una amenaza de cierre en el Polo tan directa como la que existe ahora. ¿Se ha ido a peor, entonces? Un directivo con más de 30 años de experiencia en el Polo lo tiene claro: «Sí, se ha ido a peor porque se ha creado una gran inseguridad jurídica», a lo que añade que el «torpedo definitivo a la línea de flotación será el Ensanche». Igual de negativo se mostró un trabajador de Agri Química, en Palos, pero con años a sus espaldas en el Polo de Huelva. «La avenida Francisco Montenegro nunca ha estado tan mal», resume, aunque reparte culpas: «los responsables son las empresas, la situación económica en general que tiende a la deslocalización y también el Ayuntamiento, que ha creado cierta inseguridad».
Contra lo que podría esperarse, la gente de Nilefos no abrió la manifestación, sino que la cerró, a pesar de que debieron ser los protagonistas. Lo fueron, a pesar de todo, porque todas las miradas se dirigieron a ellos y ellos fueron los encargados de cerrar una jornada en la que podrían encontrarse más diferencias, también evidentes: este 19-F no ha venido precedido de otra manifestación como aquella de noviembre de 2003 para recuperar el espacio del Polo para la ciudad. En aquella ocasión, la iniciativa del enconado debate fue de la Mesa de la Ría; ahora lo ha sido de UGT, no con demasiado éxito.
Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 20 de febrero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Llámame ignorante (jeje) pero no tenía ni idea de este tema. Ahora ya me has puesto al día.
Por cierto, me ha encantado el titular...
Ah! ponte un antispam que se te cuelan enlaces chungos como éste.
Besos.
Muchas gracias, Ana. La verdad es que es un tema jodido, de esos en los que las dos partes enfrentadas tienen parte de razón.
Once concejales y un puñado de manifestantes. Lo de la Policía Nacional, sus jefes puestos por el Régimen, claro está, es de escándalo. Mienten con las cifras porque saben que tienen impunidad para hacerlo. Esto es una república bananera en toda regla. A la manifestación de UGT, palanganeros del peor capital que imaginar se pueda, no fueron ni dos millares de personas. Para hacer ejercicios de cálculo deberían ir a la salida del estadio y darse cuenta de lo que son, simplemente, siete u ocho mil personas andando. Diez veces las que iban en la manifestación. Pero todos los medios de comunicación aceptan este exabrupto de los contadores oficiales del régimen. ¡¡Quince mil personas!! Hay que tener cara dura. Al final lo que consiguen es abrir más la brecha que existe hoy entre la ciudadanía y las fábricas contaminantes y poco o nada rentables para la ciudad. Hace diez años no habría tanta gente feliz por que se cerrara una fábrica. Hoy, por supuesto que sí.
Publicar un comentario