martes, 29 de junio de 2010

Lo caro

La Diputación acaba de descubrir lo que toda España y medio mundo ya sabían: que el arquitecto Santiago Calatrava es caro. Esa es la excusa que para desechar el presunto proyecto ha ofrecido al respetable la presidenta de la institución, Petronila Guerrero, que fue el otro día a Madrid a salvarnos de la ineptitud del alcalde de Huelva y traerse en el zurrón el inicio –mismamente en julio– de las obras de la línea del AVE y la convocatoria por parte de Adif de un concurso de ideas en 2011 para el edificio de la estación. Hay que andarse con ojo con esto de lo caro y lo barato, porque todo es tan relativo como resbaladizo. Que yo recuerde, la propia presidenta no puso impedimento alguno a que se presentara en la sede de la Diputación el megaproyecto de Calatrava, en un acto que nos costó a los onubenses 30.000 euros. ¿Caro? Qué demonios. La ocasión lo merecía, sobre todo si se había conseguido –como se consiguió– que el alcalde de Huelva no saliera en la foto, a pesar de que la estación se va a hacer en la capital y no en Aljaraque o en San Juan del Puerto, en cuyo caso sus alcaldes habrían estado en el acto de marras repartiendo abrazos a diestra y siniestra. El caso es que aquella maqueta con su torre marismeña de más de 300 metros se ha convertido oficialmente en lo que mucha geste ya decía que era desde el inicio: puro humo. ¿Calatrava caro? Que se sepa, este señor no es un jovenzuelo que está empezando en el apasionante mundo de la arquitectura, sino un afamado profesional de prestigio planetario. Este detalle era a buen seguro conocido por las instituciones que se empeñaron en vendernos la burra unos mesecillos antes –casualmente– de las elecciones generales de 2008. Por aquel entonces, claro, no se miraba lo caro y lo barato. Como tampoco se hace hoy donde no conviene. El nuevo edificio del Hotel París –que no digo yo que no fuera de vital importancia para los onubenses– le cuesta a la Diputación 76.628 euros al mes en alquiler. 919.536 euros al año. ¿Caro? ¿Barato? ¿A cuánto está el kilo de promesa electoral?

Publicado el 29 de junio de 2010.

martes, 22 de junio de 2010

Publicidad

El alcalde de Cartaya, que está continuamente a la que salta, ha decidido declarar la guerra a los prostíbulos que vienen a perturbar la paz de su tranquilo «pueblo andaluz», según él mismo lo autodefine, con molestos anuncios en los que pueden verse dos ojos y unas copas de champán y en los que se leen frases del tipo «tu merecido premio» y «sabes que te lo mereces». Juan Antonio Millán, que no tiene ahora que bajarse el sueldo porque nunca ha cobrado por ser el alcalde (según el mismo asegura), no está dispuesto a que se «deteriore la imagen y el buen gusto» de la localidad. El caso es que anda media provincia inundada de estos carteles publicitarios que invitan al género masculino –supongo– a pegarse un «bien merecido» homenaje en algunos de los clubes de alterne de nuestros contornos. Dice Millán que esta campaña publicitaria está provocando un «deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos de Cartaya» (?), por lo que ha abierto un expediente informativo a los clubs anunciantes exigiéndoles que retiren de manera inmediata los carteles o que paguen de su bolsillo el dinero que le costaría al Ayuntamiento quitarlos de en medio, no vaya a ser que a un niño le dé por romper la alcancía del cerdito para gastarse sus ahorrillos de tan sucia manera. En fin, que no creo que yo que el tantas veces definido como el oficio más viejo del mundo necesite de mucha publicidad para su subsistencia o que unos anuncios más o menos acertados deterioren la calidad de vida de un pueblo. El problema reside en que algunos ven lo malvado de una publicidad sólo donde quieren. Quiere decirse que en esta provincia estamos demasiado acostumbrados a los anuncios obscenos sin que nadie se atreva a abrir expediente informativo alguno: reluciente desdoble de la N-435, megaestación del AVE con prestigioso arquitecto al fondo, 2 por 1 en puentes a Punta Umbría con tranvía de regalo, deslumbrante aeropuerto que traerá el fin de nuestros males... Y en ese plan. Convendría que Millán, un buen día, alzara la voz contra esa publicidad engañosa. Aunque sea una putada para su partido.

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 22 de junio de 2010.

martes, 15 de junio de 2010

Colón

Nos hemos enterado por Izquierda Unida de que el Monumento a la Fe Descubridora carece de la protección oficial que una obra de estas características merecería. Es curioso. No existe en Huelva un personaje tan manoseado como Colón, quien se sitúa muy a la altura de Picasso en Málaga. Los políticos y otros amantes de los lugares comunes han logrado reducir al Almirante –de tanto nombrarlo, venga o no al caso– y su relación con esta provincia a la simple categoría de tópico, muy a la altura de las gambas, el jamón o la supuesta esencia marinera de esta ciudad, que yo no veo por ningún lado. Pura carne de mal pregonero. La realidad, que es tozuda, nos da una imagen perfecta de lo que sucede bajo esa apariencia de desmedido amor por todo lo que tenga que ver con el Descubrimiento. Y la realidad es jodida: la Junta comenzó a tramitar la declaración del monumento como Bien de Interés Cultural (BIC), pero el asunto se fue al traste cuando la central térmica del mismo nombre (¿por qué se le llama Cristóbal Colón a una fábrica del Polo y Juan Ramón Jiménez a un hospital?) anunció su aventura conquistadora. Quiere decirse que el monumento no se pudo proteger no fuera a ser que se impidiera con ello –tener tan próximo un BIC– que Endesa acometiera su ‘reforma’. Sic transit etcétera. La realidad, además, volvió a demostrar ayer en el Senado lo poco que nos importamos los onubenses. PSOE y PP fueron incapaces de ponerse de acuerdo para solicitar a la Unesco la declaración de La Rábida y los Lugares Colombinos como Patrimonio de la Humanidad. Un estúpido asunto de celos políticos –la Diputación quiere apuntarse el tanto por encima de la asociación que ha promovido la iniciativa– ha dado al traste con el importante paso del apoyo de la Cámara Alta. ¿Extraña a alguien que el Monumento a Colón no esté protegido? Convendría que nos preguntásemos quién nos protege a nosotros de tanta gente con mando en plaza incapaz de mirar más allá de su ombligo, por mucho que no se les caiga nunca el nombre de Colón de la boca. ¡Faltaría más!

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 15 de junio de 2010.

martes, 8 de junio de 2010

Funcionarios

Los funcionarios –que vienen a ser los que funcionan y hacen funcionar la cosa estatal– paran hoy contra el furor de recortes que le ha entrado al Gobierno tan deprisa y corriendo que parece que acabara de descubrir el abismo nuestro de cada día. En Huelva, casi 33.000 personas están llamadas por los sindicatos a mostrar públicamente su malestar por las medidas de Zapatero. La huelga general, por ahora, tendrá que esperar. ¿Cuánto habrían tardado los sindicatos en convocarla con un Gobierno de otro color? Probablemente, media hora, pero ese es un asunto que daría para todo un tratado acerca del papel real de los representantes de los trabajadores. El caso es que los funcionarios van a comenzar por ser los que sufran el bocado de la crisis y de la falta de previsión. Contra el tópico del trabajador público que gasta sus horas tras una ventanilla o en el café de media mañana, convendría recordar aquí a policías, profesores, maestros, médicos, enfermeros y otras gentes de mal vivir para advertir hasta qué punto el Gobierno ha sido injusto. Ante el clamor general, a los políticos les ha entrado también un extraño furor por bajarse los sueldos un poquito, un hecho que no obedece más que a que los vientos soplan difíciles. Se ha dicho mucho en estos meses interminables que los chinos usan la misma palabra para referirse a los conceptos ‘crisis’ y ‘oportunidad’. Quiere decirse que, como la fiesta ya ha acabado, sería necesario sacar lecciones. Al ministro José Blanco se le encendió el domingo la bombilla. «¿Tienen sentido las Diputaciones?», se preguntó. Para los partidos políticos, muchísimo. Igual que los sueldos fuera de órbita, la propaganda institucional y el derroche sin freno. Ahí están, mismamente, los dos Plan E seguidos o los recientes ocho millones de euros gastados por la Junta para remodelar la sede de la Delegación de Salud de la Gran Vía. Que no digo yo que no hiciera falta cambiar las aceras de todos los pueblos y ciudades de España a la vez o que nuestra delegada no se mereciera –¡por fin!– un despacho de 80 metros cuadrados. Pero jode que las medidas anticrisis sean sólo el sufrimiento de unos pocos.

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 8 de junio de 2010.

martes, 1 de junio de 2010

Coradino Vega

Convendría que apuntásemos un nombre, el de Coradino Vega, un escritor nacido en Minas de Riotinto (1976) que acaba de debutar en la novela con un escrupuloso y reflexivo acercamiento literario a lo que somos. No otra cosa ha de ser la literatura sino un camino hacia el conocimiento. El hijo del futbolista (Caballo de Troya) hace camino con la humildad de la iniciación y con la rotundidad del que lleva ya una senda andada a sus espaldas, aunque haya sido sin publicar. Dice el también novelista onubense José María Vaz de Soto que la literatura es memoria pasada por la turmix de la imaginación. Coradino Vega ha tirado de lo que tiene más a mano –él mismo– para construir una historia deslumbrante de miedos, frustraciones y esperanzas apenas entrevistas. El pueblo minero, el pasado colonial, el joven que se asoma por primera vez al abismo de la vida en el decisivo verano de COU, los abuelos complacientes con la ya lejana presencia inglesa, el muchacho rebelde y contestatario, la iniciación sexual, la toma de conciencia de la propia diferencia... Y la comprensión. Para vivir con el cúmulo de frustraciones que van tejiendo nuestra vida no queda más remedio que comprender y comprenderse. El soberbio ejercicio literario de Coradino Vega, muy bien recibido por la crítica nacional, nos descubre un talento que estaba oculto en la tramoya de las grandes editoriales –ha sido corrector y lector en varias de ellas– y que hoy aflora gracias a una novela de arquitectura precisa, de excelente prosa y de tema rotundo y emocionante. No hay concesiones en El hijo del futbolista. Quiere decirse que las milongas generacionales no son más que eso: zarandajas. El miedo las recorre a todas para confeccionar un fresco que no es ni más ni menos que un acercamiento a la suma complejidad de la vida desde las propias experiencias de un escritor que ha sabido, al fin, encontrarle el pulso a su brillantísima vena literaria. Apunten el nombre, ya digo. Coradino Vega sólo ha comenzado a asomar la cabeza.

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 1 de junio de 2010.