martes, 27 de enero de 2009

No ficción

El juego de la literatura y la creación se nutre de la realidad y de la ficción de un modo prodigioso. Escritores, poetas y cineastas beben de lo que tienen más a mano: su propia existencia y todas las circunstancias que la rodean. Quiere decirse que la literatura y el cine son vida, y de ella se alimentan los creadores para acabar ofreciendo al lector o al espectador una buscada confusión entre realidad y ficción que no hace más que conseguir uno de los propósitos principales del arte: provocar la duda, alentar la pregunta. Uno de los casos extremos acaeció en los años 60 de la mano de un ser excepcional, Truman Capote, quien rompió los moldes establecidos con una novela memorable, A sangre fría, que la crítica no tardó en bautizar como una non fiction novel, esto es, una ‘novela de no ficción’ en la que el genio norteamericano narraba sin omitir detalles el macabro asesinato en 1959 de una familia entera de granjeros, del tipo que en los Estados Unidos obedecen al calificativo de «un ejemplo para la comunidad». Capote arma una excepcional y vastísima investigación periodística que es vendida luego como novela, con lo que un lector no bien informado podría hacer pasar por inventados los terribles hechos que estaba leyendo. Non fiction novel. En la noche del pasado domingo, tres de cada cuatro onubenses veíamos nuestra triste historia reciente pasada por el tamiz de la ficción televisiva. Fue, también, una TV movie de ‘no ficción’. Me gusta, por certero y preciso, este calificativo, también para el estreno filmado –y, por lo tanto, ficcionado– de aquellos terribles días sin Mari Luz que a todos nos conmocionaron. Al margen de gustos y calidades, la cinta narra aquellas jornadas de rabia con cierta verosimilitud. Y, por supuesto, de manera edulcorada. La realidad fue mucho más dura y angustiosa. Pero ya saben que lo real supera con creces a lo inventado, aunque se trate incluso de ser fiel a los hechos hasta el extremo de los detalles más insignificantes. La vida, a la postre, siempre resulta mucho más increíble que cualquier ficción. Aunque sea ‘no ficción’.

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 27 de enero de 2009.

martes, 20 de enero de 2009

Categórico Valderas

A Diego Valderas le dio el otro día un ataque filológico-nacionalista que todavía me tiene estupefacto. A la ignorancia de Monserrat Nebrera, el líder de IU respondió con otra al afirmar que el andaluz «tiene la misma categoría» que el catalán, el vasco o el gallego. Que es como decir –mayormente– que el tocino y la velocidad son la misma cosa, cuando ya la ciencia ha demostrado que no. En el espectacular alarde de defensa del andaluz (Vaz de Soto firmó hace muchísimos años un libro básico, Defensa del habla andaluza) producido tras el exabrupto de la política popular se han dicho tonterías del mismo calibre que las afirmadas por Nebrera. La de Valderas tardará años en superarse. No sé quién de los dos hace más daño, si el que ridiculiza algo tan básico como nuestra forma de hablar o el que pone tanto celo en su defensa que la acaba convirtiendo en caricatura del tipo «en mi pueblo es donde se hace la mejor sopa de ajo del mundo». El andaluz no puede estar en la misma categoría que el vasco, el catalán o el gallego precisamente porque pertenecen a distintas categorías lingüísticas. Lo que utilizamos en el sur de España se engloba en la de habla –o hablas, como nos enseñaron maestros como Manuel Alvar o Gregorio Salvador–, mientras que el catalán, el vasco o el gallego se inscriben en la de lengua, en la misma categoría –éstas sí– que el español, el francés o el quechua. Valderas, que tanto defiende las hablas andaluzas, debería empezar por él mismo, predicar con el ejemplo y no avergonzarse por cecear en público. Recuerdo que hace algunos años ceceaba. Ahora, misteriosamente, no, aunque a veces no pueda evitarlo (su pueblo, Bollullos, es ceceante) y le salga un extraño galimatías de eses y zetas provocado ni más ni menos que por su propio empeño en corregirse, como si cecear significara hablar mal. ¿Cómo puede uno defender el andaluz hasta el absurdo extremo de afirmar que es una lengua y, al mismo tiempo, avergonzarse de hablarlo en público? Se puede. He ahí a Valderas, el categórico.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 20 de enero de 2008.

martes, 13 de enero de 2009

La insólita normalidad

Algo terrible está sucediendo: hace frío en invierno. Es, además, muy probable que en verano haga calor, lo cual será otro drama horroroso, porque es una insólita rareza que tal cosa ocurra, como lo es también que llueva y ventee en otoño. Leer los periódicos y ver los telediarios de los últimos días es un ejercicio pleno de surrealismo. Es enero y nieva en Madrid y en Soria. A una reportera se le congelan las meninges en esta última ciudad al aguantar estoicamente en medio de una nevada para conectar en directo con los informativos. La joven nos comunica a los telespectadores que, efectivamente, nieva en Soria en enero. Como todos los años. Convertir en noticia extraordinaria la rutina de la naturaleza y la meteorología es un sinsentido en el que todos hemos entrado de cabeza. Aunque habrá que resistirse. Los dos días de frío que hemos pasado en Huelva se asemejan mucho –son exactamente iguales– a los que padecemos todos los años. Siempre nieva en la Sierra de Aracena. Y siempre este hecho habitual se convierte en una noticia vendida como hecho extraordinario. Lo sería, sin duda, que nevara en la capital, donde no lo hace desde hace 50 años. Como en las oscuras épocas de las tribus prehistóricas, hemos vuelto a mirar al cielo con temor, como si de repente se hubiera convertido en un inmenso desconocido, precisamente ahora, que es cuando lo conocemos mejor y más a fondo que nunca. Nuestro nuevo druida es el hombre del tiempo, que ya se cuela incluso en mitad de los telediarios no para contarnos que se aproxima un huracán imponente y de impredecibles consecuencias, sino que nieva en enero en Soria y Teruel. Cuando llegue el verano –ya lo verán– asistiremos a alarmantes noticias sobre los más de 40 grados de Sevilla y Córdoba, con reportero sudando a las tres de la tarde en medio de una plaza. Lo noticiable, sin duda, sería que no se alcanzaran. Pero se ve que nos ha dado por extrañarnos de la rutina.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 13 de enero de 2009.