El alcalde de Cartaya, que está continuamente a la que salta, ha decidido declarar la guerra a los prostíbulos que vienen a perturbar la paz de su tranquilo «pueblo andaluz», según él mismo lo autodefine, con molestos anuncios en los que pueden verse dos ojos y unas copas de champán y en los que se leen frases del tipo «tu merecido premio» y «sabes que te lo mereces». Juan Antonio Millán, que no tiene ahora que bajarse el sueldo porque nunca ha cobrado por ser el alcalde (según el mismo asegura), no está dispuesto a que se «deteriore la imagen y el buen gusto» de la localidad. El caso es que anda media provincia inundada de estos carteles publicitarios que invitan al género masculino –supongo– a pegarse un «bien merecido» homenaje en algunos de los clubes de alterne de nuestros contornos. Dice Millán que esta campaña publicitaria está provocando un «deterioro en la calidad de vida de los ciudadanos de Cartaya» (?), por lo que ha abierto un expediente informativo a los clubs anunciantes exigiéndoles que retiren de manera inmediata los carteles o que paguen de su bolsillo el dinero que le costaría al Ayuntamiento quitarlos de en medio, no vaya a ser que a un niño le dé por romper la alcancía del cerdito para gastarse sus ahorrillos de tan sucia manera. En fin, que no creo que yo que el tantas veces definido como el oficio más viejo del mundo necesite de mucha publicidad para su subsistencia o que unos anuncios más o menos acertados deterioren la calidad de vida de un pueblo. El problema reside en que algunos ven lo malvado de una publicidad sólo donde quieren. Quiere decirse que en esta provincia estamos demasiado acostumbrados a los anuncios obscenos sin que nadie se atreva a abrir expediente informativo alguno: reluciente desdoble de la N-435, megaestación del AVE con prestigioso arquitecto al fondo, 2 por 1 en puentes a Punta Umbría con tranvía de regalo, deslumbrante aeropuerto que traerá el fin de nuestros males... Y en ese plan. Convendría que Millán, un buen día, alzara la voz contra esa publicidad engañosa. Aunque sea una putada para su partido.
Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 22 de junio de 2010.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Te felicito, primo. De tus columnas mejores, al menos así me ha llegado a mí.
La prostitución en España es un ejemplo perfecto de hipocresía política, y usando la comparación, como haces siempre, se desnuda la verdad en cada uno de nuestros representantes... ¡qué más da el color! al final casi todos luchan primero por su partido, y luego por lo y los demás.
Publicar un comentario