martes, 28 de abril de 2009

El lobo feroz

El secretario general de los socialistas onubenses, Mario Jiménez, ha achacado a un extraño complot planetario la –digamos– delicada situación por la que atraviesa la economía onubense y nuestro empleo. Lo hizo el pasado sábado en un encuentro con los agentes sociales y económicos, en el que denunció –sin dar nombres ni detalles, por supuesto– que hay «campañas interesadas» de «grupos poderosos» que no quieren que Huelva avance. O sea, que el lobo feroz y la bruja piruja –como no dio ningún nombre, me valen éstos– están provocando un daño irreversible en la economía provincial, «en su empleo» y en su futuro. La salvadora de esta situación como de cuento de terror no podía ser otra: Petronila Guerrero. «Tenemos que unirnos todos los sectores en torno al plan de acción inmediata» liderado por la presidenta de la Diputación, dijo el líder del PSOE. Unámonos, pues. Y que salga el sol por Antequera, que es por donde mayormente viene saliendo cada mañana. Es decir, que como un complot anónimo y sombrío ha elevado el paro en Huelva más allá de los 54.000 desempleados, habrá que confiar en que Guerrero nos salve. Es curiosa la facilidad que tienen algunos para desentenderse de las responsabilidades que han contraído con los ciudadanos, a quienes se les presume un grado de estulticia muy superior al real. Es decir, que uno es tonto, pero no imbécil. Lo fácil, ya digo, es achacar los males económicos actuales a «campañas de grupos de interés poderosos», mientras que no se dice nada de la incompetencia de los que nos gobiernan en Madrid y en Andalucía. El «sonoro fracaso» (editorial de El País del 25 de abril) de las políticas económicas ha quedado más que demostrado, por lo que algunos se afanan ya en buscar a responsables imaginarios, oscuros grupos que quieren –y consiguen– que nos vaya mal por pura vileza. Mario Jiménez echó mano del lobo feroz y la bruja piruja. Es un buen comienzo. De ahí a la conspiración judeo-masónica-comunista-internacional sólo hay un paso. Y algunos están a punto de darlo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 28 de abril de 2009.

martes, 21 de abril de 2009

Mi chico

Las cábalas de Griñán, que estrenará alineación el jueves, andan provocando nervios en las sedes del PSOE, también y sobre todo en la de Huelva. Si la política es puro rumor, imaginen el hervidero de los días previos a una remodelación de Gobierno tan profunda como la que prepara el nuevo presidente andaluz, que es un tipo serio y no se anda con demasiados remilgos. Así que cada cual busca posiciones. La rumorología, ya digo, es persistente. Respecto a la cuota onubense, ha sonado (Manolo Becerro dixit) el nombre de Antonia Moro como nueva portavoz griñanesca, y también se ha oído fuertemente la costalada que algunos vaticinan se meterá la consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo. Sea como fuere, lo cierto es que Javier Barrero, cuya sombra es alargada, le ha presentado a su chico a Zapatero este fin de semana en Madrid. Y se ha encargado de que, para la posteridad de las influencias, haya imagen del momento. La foto remitida por el PSOE a los periódicos no tiene desperdicio. En ella, un sonriente Zapatero –sentado tras una mesa– estrecha la mano de un también sonriente Mario Jiménez –de pie, delante de la misma mesa–. A su lado, Barrero aparece recostado sobre su brazo en la susodicha mesa, esta vez con una media sonrisa que parece decirle al presidente del Gobierno: «José Luis, éste es mi chico, del que tanto te he hablado...». La ministra de Defensa, Carme Chacón, mira aburrida hacia otro lado. Al fondo, la andaluza Mar Moreno, la verdadera perdedora de estos días alborotados, contempla divertida la escena. El padre de la criatura, que en la foto aparece como tal según su postura suficiente, anda echando una mano a su chico para estos días de cambios y mudanzas, a ver si suena la flauta y Mario, eterno aspirante a consejero andaluz, debuta con picadores en la Maestranza. Ocurre, sin embargo, que Griñán es perro viejísimo, y no resulta fácil colarle trucos ni enmiendas. La política, además de rumor, es ahora también cuota. La onubense de este nuevo Gobierno andaluz es todavía una incógnita. Veremos cómo escapa el chico de Barrero.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 21 de abril de 2009.

jueves, 16 de abril de 2009

La buena vida

Los misteriosos azares que rigen las leyes cinematográficas han querido que se estrene en España la película ganadora del pasado Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, la magnífica La buena vida, del chileno Andrés Wood (Historias de fútbol, Machuca), con quien tuvimos la oportunidad de hablar para comprobar –de nuevo– su enorme talento, premiado también con el último Goya a la mejor película extranjera de habla hispana. Esas mismas leyes misteriosas han arrinconado a esta película donde se acostumbra, es decir, en el cine Avenida de Sevilla, una de las pocas salas andaluzas en las que se apuesta por lo distinto, que ya es apostar según se comprueba cómo corren los tiempos. Podría decirse, entonces, que el festival onubense ha cumplido con su silencioso trabajo, que no es otro que el de servir de puerta de entrada a Europa para los filmes que se ruedan en Iberoamérica. Ha cumplido con su trabajo y se han olvidado de él, como también se acostumbra. En los pocos periódicos y telediarios en los que se ha hecho mención del estreno en España de La buena vida nada se dijo de que esta cinta fue la ganadora del Colón de Oro en Huelva. Ocurre siempre. Es decir, el trampolín sirve exclusivamente para coger impulso, no para estar continuamente agradeciéndoselo. Con todo –ya digo– la muestra onubense ha cumplido su función, y con eso debería estar satisfecha, porque no es otro su papel. Pero es cierto que cabrea –como le ha ocurrido al director del festival, Eduardo Trías– que uno de los certámenes más antiguos de España siga siendo una especie de hermano pobre de la cinematografía patria, cuando ha quedado demostrado en sus 34 ediciones que su potencial es mayor del que quieren asignarle. En el pasado festival, sin ir más lejos, se pasaron en la Sección Oficial un puñado de magníficas películas, que es algo así como un milagro: Perro come perro, Parque Vía, Feliz Natal, Esperpentos... Y La buena vida, claro, a la que, además, le ha sonreído el azar de los estrenos.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 16 de abril de 2009.

martes, 7 de abril de 2009

La bronca social

El Ayuntamiento de Huelva celebró ayer un pleno extraordinario, a petición de la oposición, en el que se debatió sobre la eterna lucha de las competencias en materia social, es decir, de inserción de los excluidos, de recuperación de las bolsas de población más marginadas y de ayuda a los que peor lo pasan. El asunto se fue por los derroteros que suele: la bronca política. Es decir, que no se debatió cómo las administraciones deben trabajar conjuntamente para solucionar estos gravísimos problemas, sino qué administración debe hacerlo. La diferencia es abismal. O sea, que quién paga. La Junta, del PSOE, y el Ayuntamiento, del PP, llevan años dándose guantazos a cuenta de la inclusión social. Ayer se repartieron otros cuantos la concejal Pilar Miranda y la portavoz socialista, Elena Tobar. No por el celo en arreglar los problemas de los onubenses más desfavorecidos, sino por el celo en demostrar que el que tiene que hacerlo es el otro. El gran Julio Camba, una de las mentes más lúcidas del periodismo español del siglo XX, narró el caso de un señor ejemplo para la sociedad venido muy a menos que acabó muerto en la indigencia más absoluta. Cuando sucedió el óbito, los gobernantes de la época se echaron las manos a la cabeza y empezaron a pelearse por ver quién pagaba el entierro. A Camba se lo pusieron a huevo: «¿Por qué no se pelearon nunca por ponerle un plato de comida en la mesa?». Al margen de quién lleve la razón, el Consistorio y la Administración autonómica deben acabar de una vez por todas con el espectáculo que están dando. Por una razón muy sencilla: los ciudadanos no entienden de competencias. Nos ahorrarían de asistir a episodios esperpénticos, como la utilización que hizo el PSOE de los violentos incidentes de la barriada de La Orden, en los que, al parecer, se agredió a la Policía porque los ciudadanos que participaron en los altercados se sentían «marginados por el alcalde». La marginación no es un asunto social, sino político. Y la política, a la vista está, es un mal que todo lo contamina.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 7 de abril de 2009.