martes, 9 de marzo de 2010

Rábida revuelta

Ha tenido mala suerte el profesor David González Cruz, presidente de la Asociación de Estudios Iberoamericanos y Colombinos. Demasiada. Su empeño por intentar que la Unesco declare La Rábida Patrimonio de la Humanidad se ha topado con un enemigo inesperado y poderoso, la Diputación de Huelva, empeñada como está en acaparar el protagonismo de una iniciativa que partió hace ya tiempo de la citada asociación, con el apoyo –en forma de firmas en su manifiesto– de más de 40 entidades. El asunto es de un infantilismo que sonroja. Quiere decirse que la loable empresa de González Cruz –de una lógica ciertamente aplastante– ha quedado envuelta en los fangos de la política y sus atávicos enredos por copar banderías y primeras páginas en los periódicos. La Diputación guardaba un poderoso as en la manga: el apoyo de la UNIA y de la Universidad de Huelva. Ahí es nada. Ya está el juguetito en manos de Petronila Guerrero. Y a otra cosa, que llueve. Convendría, con todo, que no olvidásemos el papel que ha jugado en este circo de protagonismos y egos revueltos la muy maltratada Asociación de Estudios Iberoamericanos, la misma que hace diez años logró sacar a la calle a más de cinco mil personas de todos los signos políticos para que se le diera a La Rábida el papel internacional que sin duda merece. Porque ésa es otra: el olvido no se cura a base de fotos con rectores, sino con compromisos serios y apuestas decididas, anteponiendo los intereses de la provincia a los del partido político de cada uno, lo cual –ya lo sé– es como pedir que no amanezca por las mañanas. La UNIA y la UHU se han prestado al juego. Seguro que ambas –no lo dudo– redactarán un completo y riguroso expediente para enviar a la Unesco. Lo que no acabo de entender es el olvido y el desprecio por la asociación que puso en marcha y activó la maquinaria. El manifiesto de David González Cruz se ha convertido en una suerte de libro maldito. El que lo firme, no sale en la foto.

Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 9 de marzo de 2010.

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