El paro adormece. Lo que debería ser una situación extraordinaria se está convirtiendo en rutina malsana, en costumbre de la penuria y la fatiga, en extraño hábito de la resignación. En las teles y las radios se ha activado una campaña que pretende que cambiemos el chip frente a la crisis, en la que -dicen- hay mucho de mental y de rollo psicológico. Y tanto, aunque los datos estén ahí, tan reales que dan miedo. Vean sino el fracaso de la manifestación del pasado viernes en la Cuenca, la zona más castigada por el paro en la provincia, la comarca de los oprobios y los eternos cantos de sirena. Algunos celebran como un éxito que apenas un puñado de personas (muchas de ellas, sindicalistas y políticos) se acharan a la calle el otro día en Nerva, al inicio de un puente con más fuerza que la peor de las crisis. Otros no asistieron porque aseguran que ya trabajan mucho por una comarca que, tal y como la venden, pareciera el Silicon Valley californiano. Convendría, sí, que a algunos les cambiara el chip mental. Negar la evidencia es el primer síntoma del que tiene y oculta un problema. La Cuenca Minera lleva demasiado tiempo sufriendo el hecho inútil de que otros escondan su realidad sangrante de empresas que cierran, de minas inundadas y de novedosos planes que nunca dan sus frutos. La diversificación, una palabra que los políticos han logrado vaciar tanto como sostenibilidad, ha sido un fracaso. Afirmar lo contrario, como hacen algunos, no es ni más ni menos que la evidencia más clara de la profundidad de la sima en la que estamos. La crisis perfecta. Para comenzar a solucionar nuestros graves problemas habrá que empezar siquiera por reconocerlos. El humo de los cursos de empleo, de las empresas-patera (Nerva Croissant, Nature Pack, Tubespa…), de las infraestructuras prometidas y nunca realizadas, proviene de un fuego al no se quiere o no se sabe mandar a los bomberos, ante lo cual la peña prefiere quedarse en casa, mirar la tele y esperar que pase sola esta crisis perfecta que ha logrado convertir el miedo en rutina.
Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 2 de marzo de 2010.
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