El Ayuntamiento de Huelva celebró ayer un pleno extraordinario, a petición de la oposición, en el que se debatió sobre la eterna lucha de las competencias en materia social, es decir, de inserción de los excluidos, de recuperación de las bolsas de población más marginadas y de ayuda a los que peor lo pasan. El asunto se fue por los derroteros que suele: la bronca política. Es decir, que no se debatió cómo las administraciones deben trabajar conjuntamente para solucionar estos gravísimos problemas, sino qué administración debe hacerlo. La diferencia es abismal. O sea, que quién paga. La Junta, del PSOE, y el Ayuntamiento, del PP, llevan años dándose guantazos a cuenta de la inclusión social. Ayer se repartieron otros cuantos la concejal Pilar Miranda y la portavoz socialista, Elena Tobar. No por el celo en arreglar los problemas de los onubenses más desfavorecidos, sino por el celo en demostrar que el que tiene que hacerlo es el otro. El gran Julio Camba, una de las mentes más lúcidas del periodismo español del siglo XX, narró el caso de un señor ejemplo para la sociedad venido muy a menos que acabó muerto en la indigencia más absoluta. Cuando sucedió el óbito, los gobernantes de la época se echaron las manos a la cabeza y empezaron a pelearse por ver quién pagaba el entierro. A Camba se lo pusieron a huevo: «¿Por qué no se pelearon nunca por ponerle un plato de comida en la mesa?». Al margen de quién lleve la razón, el Consistorio y la Administración autonómica deben acabar de una vez por todas con el espectáculo que están dando. Por una razón muy sencilla: los ciudadanos no entienden de competencias. Nos ahorrarían de asistir a episodios esperpénticos, como la utilización que hizo el PSOE de los violentos incidentes de la barriada de La Orden, en los que, al parecer, se agredió a la Policía porque los ciudadanos que participaron en los altercados se sentían «marginados por el alcalde». La marginación no es un asunto social, sino político. Y la política, a la vista está, es un mal que todo lo contamina.
Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 7 de abril de 2009.
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1 comentario:
Lo que se dice barrer para afuera... El marrón nunca lo quiere nadie, pero para sacar pecho en política siempre habrá voluntarios.
Y mientras cientos de familias no tienen para llenar dignamente la nevera.
Pero en Huelva todo vale. Nos seguiremos conformando con el populismo más absurdo, y los plenos más calentitos... para no lograr nunca nada.
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