Lo que más asombra –al menos, a mí me asombra– de todo este asunto de la nueva sede que la Diputación se ha hecho en la plaza de las Monjas no es ni su necesidad ni su conveniencia, sino el absurdo misterio en el que sus responsables han decidido envolver un proyecto que no estaría ahora metido en los fangos de la política si se hubiera explicado con mayor claridad. Es decir, la simpleza más absoluta: hemos hecho esto, ha costado tanto y era necesario por lo otro y lo de más allá. Quiere decirse que los onubenses todavía no sabemos cuánto dinero se han gastado en esta céntrica ampliación de la casa provincial y uno no acaba de entender muy bien por qué. En una ciudad y en una provincia en la que se convocan ruedas de prensa para informar sobre los asuntos más peregrinos (convenios, farolas, revistas, carteles y demás), el silencio de la Diputación resulta ciertamente ensordecedor para un proyecto de tal envergadura. Es decir: ¿Por qué callar? ¿Por qué los ciudadanos han de enterarse a través de la oposición del coste parcial de la nueva sede, más de 570.000 euros en concepto de alquiler? Es decir: ¿Qué hay que esconder en una operación que los socialistas juran y perjuran que es justa, limpia y necesaria? No valoro –ya digo– ni su necesidad ni su conveniencia, sino el absurdo oscurantismo en el que algunos han decidido enrocarse para mayor gloria de las luces y los taquígrafos que tanto usan nuestros representantes políticos. El nuevo edificio de la Diputación –algo así como un Museo Reina Sofía, según el PSOE– es hoy un ejemplo paradigmático de la confusión que algunos se gastan en esto de administrar la cosa pública. La transparencia y la información no son dones graciables que el gobernante de turno da a sus gobernados. Son, por el contrario, obligaciones que se contraen con los ciudadanos cuando se gestiona lo público, aunque a muchos todavía les cueste entender la responsabilidad del cargo que ostentan y se hayan instalado en el más absurdo de los silencios.
Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 24 de marzo de 2009.
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1 comentario:
¿Cuándo se fue transparente en política? Si así fuera, Europa se convertiría en el primer exportador de presos por overbooking, y tendríamos que construir cárceles hasta en Mongolia.
¿Íbamos a ser menos en Huelva?.
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