martes, 8 de abril de 2008

Crisis perpetua

Traen crisis los vientos de abril. ¿Y cuándo no la hubo? España, que se queja con igual fuerza porque amanece que porque anochece, es un país en crisis permanente. El cine y el teatro, por ejemplo, viven en crisis desde el principio de los tiempos, cuando ni siquiera existían ni el cine ni el teatro. No hay periodista que no pregunte por la crisis al cineasta o al dramaturgo de turno. Es ya un tópico, lo cual dice mucho de hasta qué punto eso de la crisis española es más un estado mental que un hecho real y ponderable. Es decir, que yo nunca me he acabado de creer del todo eso de la crisis del cine español, porque es un contradiós hablar de decadencia con nombres como los de Saura, Garci, Trueba, Amenábar, Almodóvar, Banderas o Bardem. A pesar de que se hacen al año tres o cuatro películas excelentes (¡a algunos les parecen pocas!) y de que el personal triunfa más allá de las fronteras patrias como nunca antes lo había hecho, la crisis sigue ahí, como una especie de castigo bíblico que parece hemos de sufrir los españoles por obra y gracia de nuestra naturaleza cainita y quejosa. Ahora la crisis se ha extendido de nuevo a lo económico y parece que se ha convertido ya en una mancha que se extiende por el país como aquel fantasma que recorría Europa al que llamaban comunismo. La amenaza está ahí, echándonos de nuevo su caliente bufido en el cogote. Ha regresado la recesión, esta vez con realidad y datos sonantes. He aquí una evidencia: puede darse un paseo por la ciudad y comprobar cuán vacíos están los pisos recién construidos y también los levantados hace ya algunos años, que siguen sin venderse y poblándose de fantasmas. Hay barrios (La Joya, sin ir más lejos) que se han convertido ya en el escenario perfecto para una película de terror, con ecos y chillidos en el solitario anochecer. Aun así, se sigue construyendo, ante lo cual yo me pregunto dos cosas: quién va a comprar tanto piso si no hay dinero y qué se va a hacer con tanta vivienda condenada a quedarse vacía. El paro en la construcción se ha disparado como un cohete que anuncia tiempos difíciles, a pesar de lo cual todavía nadie ha comenzado a activar los mecanismos de alarma en una provincia que ha basado precisamente su desarrollo en el ladrillo. El asunto, contra lo que pudiera parecer, no se detiene en la construcción. Los empresarios de los sectores hosteleros y hoteleros ya han vaticinado una temporada de verano «nefasta» para la provincia. Nefasto, o sea, «días sin negocios públicos ni fastos». Vuelve la tristeza. La crisis, como la del cine, nunca llegó a abandonarnos del todo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 8 de abril de 2008.

3 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Parece ser que el próximo año ya iremos mejorando Andrés, mejor pensarlo en positivo, en EEUU si que las cosas se están poniendo malas.

Andrés dijo...

Las cosas se están poniendo malas en general, Juan, aunque aquí en España siempre tendemos a exagerarlo todo, como con las eternas crisis del cine o el teatro.

Juan Duque Oliva dijo...

Bueno, ahora parece ser que la mejoría será para más adelante, siempre podemos ir a peor. jo