Los ecologistas vuelven a centrar sus denuncias en Doñana. Un tema recurrente, pero cierto. Las extracciones ilegales de agua y el proyecto de oleoducto la amenazan gravemente. El telediario de TVE-1 –impoluta Ana Blanco– se hace eco y afirma –mismamente ayer– que una tubería de petróleo «atravesará» el Parque Nacional. Pego un brinco del sillón. El demasiado celo en vender la noticia le pudo a la verdad: habría que decir que «bordeará» o que «pasará muy cerca» del espacio protegido, lo cual no significa que deje de ser peligroso o que el asunto no entrañe riesgos ciertos. El sabio Ginés Morata ha dicho que oponerse al oleoducto no es una cuestión de purismo ambiental, sino de sentido común. Ya se sabe que al biólogo, Premio Príncipe de Asturias, le han largado de la presidencia del Consejo de Participación de Doñana. Asegura que no ha recibido explicación alguna y que espera que su cese no obedezca a su rechazo a la tubería. En su lugar han puesto al ex presidente Felipe González, que de Doñana sabe un rato por andaluz y por presidente que usaba ese espacio mítico para sus cosas de presidente. El asunto es que la Junta ha despejado el camino de moscas cojoneras, en este caso un enorme moscón avalado por una impecable y brillante carrera científica. La pregunta que convendría hacerse es quién sale perdiendo con el cambio. Perdemos a un hombre de ciencia y ganamos a un animal político. ¿El oleoducto es político? ¿Lo es la Huelva-Cádiz? ¿Lo son los puentes a Punta? Obviamente. El primer proyecto viene avalado por un empresario extremeño afín al Gobierno. El segundo lo pide el PP. El tercero, promovido por la Junta, atravesará –este sí– una Reserva de la Biosfera. El patronato de tal reserva, gestionada por la Junta, ya ha dicho que serán «muy respetuosos» con el entorno, a pesar de que, según propia confesión, Marismas del Odiel todavía no conoce el nuevo proyecto. Convendría aplicar este apriorismo a todo lo que, objetivamente, sea beneficioso para la provincia. Pero me temo que, a estas alturas, eso es pedir demasiado.
Publicado en El Mundo Huelva Noticias el 2 de febrero de 2010.
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4 comentarios:
Aquí veo dos cosas...
VOTOS: los que hacen que se plantee un absurdo tercer puente a Punta Umbría para una población que no llega a los quince mil habitantes, y que por esto puede ver multiplicada su población en un espacio súper reducido haciendo más difícil la convivencia especialmente en verano.
DINERO: el que está en juego para el Puerto de Huelva si se llega a construir el oleoducto.
En ninguno de los dos casos prima el respeto al medio ambiente ni a los intereses de los habitantes de la provincia.
Mientras tanto, tenemos que padecer la peor red de carreteras del Estado, la mala comunicación con Extremadura y Cádiz, la insuficiente y deficiente red eléctrica, la falta de empleo, la ausencia de médicos especialistas en las salas de urgencias, alto riesgo de incendios forestales, la mala gestión del agua (pagamos más por ella que los almerienses que carecen de tal recurso), la vida sin aeropuerto y con una red ferroviaria impropia del siglo XXI... y lo peor es lo poquito que se hace para arreglar estas cosillas de poca importancia ¿verdad?
Más razón que un santo!! ¿No sería mejor, por ejemplo, hacer un punte nuevo donde está el viejo sifón y aprovechar a toda la peña que va a Corrales, Bellavista, Aljaraque, La Dehesa?
O digo yo ¿no sería mejor un puente desde la rotonda de Orden Baja (Gibraleón) hasta el cruce de aljaraque-Cartaya para que los que van a Cartaya, Lepe, Villablanca, Nuevo Portil, Tariquejo, Isla Cristina, Isla Antilla, El Terrón, La Antilla, La Redondela, Ayamonte... no pasaran por los dos puentes ya hechos, de paso se quitara también el problema de tráfico del paseo marítimo, y se quedaran los puentes para Corrales, Bellavista, Aljaraque, El Rincón, Las Morereas, El Portil y Punta Umbría?
De todas formas yo sigo sin ver ese problema de los puentes, y sitúo mas el entuerto en los ceda el paso que nos encontramos a cada salida de dichos puentes, pues si haces otro y dejas intacta las infraestructuras carreteriles el problema va a seguir siendo el mismo.
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