martes, 9 de febrero de 2010

Mercado

El viejo mercado del Carmen ya es pasado. Muchos se alegran, otros lo lamentan, a los más les provoca pura indiferencia, que es el sentimiento que suele ganar por goleada en todo debate popular. No creo que abandonar y demoler el viejo edificio sea una buena noticia para una ciudad que, de siempre, ha demostrado tener muy poco respeto por su historia –ahí está mismamente el entorno de La Rábida, hecho unos zorros–. En Huelva nos pasamos la vida loando y ensalzando las viejas cosas que ya no existen. Sería una muy gozosa novedad que un día, además de recordarlas en nuestra imaginación, podamos también palparlas y sentirlas. Este bucle ha vuelto a pasar por delante de nuestras narices en las recientes fiestas de San Sebastián, acertadamente encaminadas a resaltar nuestra identidad, pero en las que siempre se vindica el viejo barrio que ya no existe, las viejas tabernas que ya no existen, las viejas tiendas que ya no existen y a los viejos personajes que ya no existen. Desde el pasado sábado habrá que añadir a la lista el antiguo mercado y su barrio, que hace tiempo que sólo son ruinas sobre el tiempo. Cuando no exista del todo, comenzaremos de veras a echarlo de menos. Que el derribo del edificio no sea una buena noticia no quiere decir que tampoco lo sea el hecho feliz de que hayamos ganado un nuevo mercado extraordinario, con modernas y cómodas instalaciones que nos harán la vida más fácil. Siempre me he preguntado si no hubiera sido una solución más acertada haber hecho un trabajo de restauración y adecuación integral del edificio histórico, durante el cual bien podría haberse instalado un mercado provisional, como se ha hecho en otras ciudades andaluzas. El Ayuntamiento y los comerciantes, que son los que tienen que trabajar allí todos los días, acordaron que lo más conveniente era construir un nuevo edificio. No discuto tal decisión. Tan sólo lamento que ensalzar nuestra identidad se haya convertido ya en un puro ejercicio de imaginación y recuerdo.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 9 de febrero de 2010.

3 comentarios:

ercanito dijo...

Y yo me pregunto ¿Dónde irán ahora las ratas?

Andrés dijo...

Con el flautista de Hamelin. ¡Digo yo!

ercanito dijo...

Reza porque no suban a tu piso, que cae cerquita, aunque lo propio es que sigan a los comerciantes y se llenen de color en un nuevo edificio con más comodidades, también para ellas.