martes, 24 de febrero de 2009

Causa y crimen

A Juana María Cáceres, de 35 años de edad, la mató su marido en Rociana el pasado viernes por la noche. A la mañana siguiente, ya tenía quien justificara en cierta medida este crimen repetitivo y demencial, casi atávico, siempre inexplicable. Lo increíble –al menos para mí es increíble– es que lo hiciera una mujer, mientras a su lado una segunda asentía casi mecánicamente. Ante las cámaras de Canal Sur, dijo la señora con el asesino todavía huido: «Él es un chico magnífico, una buenísima persona, tenía que estar muy desesperado para haber hecho una cosa así». La mujer que le acompañaba añadió: «Los verdaderos motivos se quedan en el pueblo». Véase ahora la absoluta ineficacia de las políticas contra la violencia de género, el rotundo fracaso en el intento de concienciar a la población de lo execrable de una lacra que, visto lo visto, no acabará nunca. A 200 metros de donde estas vecinas dictaban su sentencia, un puñado de políticos locales se concentraba para condenar el crimen, siguiendo el ritual y la costumbre de los últimos tiempos. El problema –el problema de raíz, quiero decir– estaba muy cerca de ellos. Una mujer estrangulada por su marido y otras dos, vecinas del pueblo, tratando de justificar al asesino con no sé qué historias de «verdaderos motivos» y de «la desesperación de un chaval extraordinario». El Ministerio de Igualdad es inútil. Lo dice mucha gente. Y lo es, básicamente, porque no puede conseguir la utopía de cambiar una sociedad que sigue situando a la mujer en un papel absolutamente secundario y servicial, por mucho que se quiera vender lo contrario. No hay logros en la lucha contra la violencia machista. Se ha avanzado en la protección, pero ni siquiera eso garantiza nada, y se ha creado una Ley de Violencia de Género que criminaliza a los hombres más que ayuda a las mujeres maltratadas. Escuchar a una mujer tratando de disculpar a un hombre que acaba de matar a su esposa es el ejemplo más evidente de que en esta carrera ni siquiera aún hemos llegado a la línea de salida.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 24 de febrero de 2009.

martes, 17 de febrero de 2009

El castigo de IU

A Izquierda Unida le viene castigando la ley electoral desde hace demasiados años, de tal modo que le cuesta hasta siete veces más conseguir un escaño que a cualquier otro partido. Como al PSOE y al PP les interesa que tal cosa ocurra, ahí seguirá la injusticia por los tiempos de los tiempos. Pero a IU, también, le vienen castigando sus líderes desde hace demasiados años. El último de ellos, Cayo Lara, se ha empeñado en la absurda tarea de defender a la dictadura castrista. A Cayo Lara le apoyaron en su carrera para coordinador federal tanto el líder andaluz, Diego Valderas, como el onubense, Pedro Jiménez. A éste último, porque lo conozco más, le tengo por una persona inteligente y preparada. Por esto mismo me extraña el incondicional apoyo que desde Andalucía y desde Huelva recibió Cayo Lara para su ascensión a los altares, desde los que no para de defender posturas que nada tienen que ver ni con la democracia ni con la inteligencia. Ésta, por ejemplo: «En Cuba hay elecciones, sólo que con partido único». Con Franco las había a manojitos. Sólo que con partido único, por lo que las adhesiones eran inquebrantables. Iba listo quien osara quebrantarlas. Como en Cuba. Pero ahí está IU para defender lo indefendible. Dice Cayo Lara que el régimen castrista es el que «los cubanos se han dado tras 50 años de revolución» y que son los cubanos los que tienen que decidir «qué modelo quieren». El problema –un problema básico– es que no pueden. Porque no les dejan. Este asunto capital es para Cayo Lara algo menor, una cosilla que les pasa a los cubanos. Nada tiene legitimidad si no existen, previamente, las libertades. ¿Cuánto van a tardar Valderas y Jiménez en desmarcarse de su nuevo líder? A IU le ha caído encima un castigo bíblico. Otro más. Hasta que la formación acabe yéndose por el desagüe y sus votantes nos quedemos tan huérfanos como extrañamente aliviados. Al menos dejaríamos de sentir vergüenza ajena tras oír a un tipo afirmar muy serio que en Cuba hay elecciones, «sólo que con partido único».

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 17 de febrero de 2009.

viernes, 13 de febrero de 2009

Origen

Veo en la cópula frenética del lince ibérico en Doñana –hasta 80 veces en dos días– una suerte de misterioso homenaje al sabio barbudo del que ahora celebramos los 200 años de su nacimiento y los 150 de la publicación de su libro-bomba, El origen de las especies. Darwin, que iba para cura, tardó mucho tiempo en publicar su rompedor estudio, seriamente acongojado por su repercusión. «Me siento como un hombre a punto de confesar un crimen», le escribió a un amigo. El caso es que el viejo naturalista lazó su misil y ya nada fue igual. En la Biología, claro, porque, a pesar de las contundentes evidencias, de Dios no se borró nadie. Muy al contrario. Hoy, un siglo y medio después, sólo el fundamentalismo pone en duda las teorías de Darwin. Uno de los principales focos de rechazo radica en Estados Unidos, con su anterior presidente a la cabeza. El creacionismo o el llamado diseño inteligente no son más que intentos de conjugar ciencia y religión. Pero es imposible. Son como el agua y el aceite. Es decir, Darwin y Dios son incompatibles, pero curiosamente los dos son ampliamente aceptados, incluso por las mismas personas. El viejo sabio acabó sus días abrazado al agnosticismo: «El agnosticismo es una descripción más correcta de mi postura», dijo. Yo también me encuentro cómodo en ese concepto, por el que uno se declara inaccesible al conocimiento de lo divino. Pero eso importa bien poco. La mayoría de la humanidad cree en un Dios. Este diario publicó el domingo una interesantísima entrevista con el biólogo de Oxford Richard Dawkins, en la que afirmó que después de Darwin la hipótesis de un ser superior que ha diseñado el mundo deja de sostenerse. Y añade: «Si uno cree en Dios, debe hacerlo por otros motivos, pero no porque lo necesite para explicar el mundo». El lince copulador de Doñana no necesita explicarse el mundo para saber lo que tiene que hacer, que no es otra cosa que perpetuar su especie. El viejo barbudo ya lo dijo hace 150 años. Pensó que iba a cambiar el mundo y sus creencias. Se equivocó. A pesar de las evidencias.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 13 de febrero de 2009.

martes, 3 de febrero de 2009

Tal cosa

Supongo que será bueno para el turismo que un torero se haga una foto con un cuchillo entrando a matar a un jamón. Para el turismo y para el jamón, obviamente. No seré yo quien ponga en duda la idoneidad de tal cosa llamada Fitur. Los viajeros son así de raros: ven en un periódico o en un telediario a un matador de toros abrazado a varios políticos y les entran unas irrefrenables ganas por conocer la provincia de Huelva, aunque lleven varios meses sin oler la nómina o su empresa los haya mandado bien lejos vía expediente de regulación de empleo. La pregunta que me planteo es sencilla: ¿Habría tal cosa llamada Fitur si a los políticos no se les permitiera la entrada a la romería? Es decir: ¿Habría tal cosa llamada Fitur si aquello fuera un trabajo puramente técnico, serio y ordenado? Una pregunta capciosa, sin duda, porque la respuesta no puede ser más que una: no. Este año, el Ayuntamiento de Huelva, supongo que como otros muchos, ha decidido no ir a cuenta de la crisis y de un plan estratégico para el sector que se está empezando a hacer. No ha ido, pero amenaza con volver. Así que la Diputación ha sacado pecho y se ha retratado en tal cosa llamada Fitur junto a un torero entrando a matar a un jamón, que se supone es bueno para el turismo. Y para el jamón. A fuerza de años de ver tal cosa llamada Fitur algo ha quedado claro: la feria es buena para los políticos, que quieren estar y, sobre todo, que se sepa que han estado. Lo primero no tendría ningún sentido sin lo segundo. En esta ocasión, en un alarde de originalidad, se han repartido pastillas de luz, que no eran ni más ni menos que caramelos envueltos en un logo del Patronato de Turismo. ¿La luz? Sería bueno que alguien la apagara de una vez y comenzara a pensar en ideas nuevas para promocionar nuestra tierra, porque ésta la compartimos –qué sé yo– con Cádiz, Almería, Málaga, Valencia, Alicante, Castellón... Todas tienen, por supuesto, la mejor luz del sur de Europa. Nosotros, al menos, hemos tenido este año a un torero entrando a matar a un jamón. Nos hemos diferenciado. Al fin.

Publicado en El Mundo-Huelva Noticias el 3 de febrero de 2009.